La depresión es una de las dolencias invisibles más extendidas actualmente en el mundo desarrollado. Esta realidad, unida a los peligros que de ella se derivan si se  padece durante un largo período de tiempo ha propiciado que desde 2004 la EDA (Asociación Europea para la depresión) dedique el primer jueves de octubre a prestar especial atención a esta enfermedad.

Los datos no dejan de ser alarmantes: 30 millones de personas sufren esta dolencia de forma crónica solo en Europa, 350 millones lo hacen en todo el mundo y nuestro país arrojaba unas cifras en 2004 de 2,5 millones.

Según la OMS la depresión, que afecta más a mujeres que a hombres, supone ya la primera causa de discapacidad y en sus estadios moderados y severos deviene en diversos problemas de salud, como alteraciones cardíacas o nerviosas. A esto hay que sumar la pérdida de autoestima, apatía, tristeza, angustia y, en algunos casos, el suicidio. Sin duda, este es el mayor peligro que entraña la depresión, pues sabemos que las personas que la padecen de forma crónica son 21 veces más propensas a suicidarse. Es precisamente a esta alarmante realidad hacia donde deben dirigir su mirada y sus esfuerzos los estados.

Los expertos aseguran que la mejor estrategia frente a esta silenciosa y compleja enfermedad es la prevención, mediante hábitos de vida saludable entre los que destacan una alimentación equilibrada y la práctica de ejercicio. Esta última contribuye a evacuar el estrés, sobre todo si se realiza al aire libre en espacios verdes. Son también muy importantes las relaciones sociales, los lazos que mantenemos con otras personas y que evitan la alienación y el aislamiento.

En este día europeo de la depresión se insta a la población en general a tomar conciencia de la enfermedad y se les anima a participar en diferentes actos y eventos relacionados con el tema.

 Como siempre, la información y la educación son claves para evitar, detectar y confrontar este tipo de dolencias. Además, es muy importante la búsqueda de ayuda profesional para resolver dudas, pedir un diagnóstico y, si procede, un posible tratamiento para la resolución exitosa de un posible caso de depresión.